Por Christian Gálvez / FACTORTIERRA.NET
Fotos por Esthefany
Rodríguez / FACTORTIERRA.NET
CIUDAD DE PIURA -- Hace unos días me levanté muy temprano,
como de costumbre, para ir a trabajar. Necesitaba urgente cancelar unas deudas
y eso me tenía muy preocupado.
Pensando y meditando qué hacer para obtener más dinero del
que podía ganar a diario, empecé a observar a las personas que iban de un lado
para otro muy de prisa, como si el tiempo no les alcanzara.
Pensé que no era el
único que necesitaba ganar un dinero extra; somos muchos, me dije.
Me encontraba en los exteriores del terminal terrestre
“Gechisa” en Piura,. En ese lugar el caminar de las personas parecía un
turbulento río, con la excepción que en este caso el agitado tumulto no iba en
un solo sentido sino que se desplazaba hacia todos lados.
Giré mi cabeza hacia ambos lados y llamó mi atención una
pareja que parecía conversar en una esquina de la calle, sin dirigir sus
miradas a su alrededor. Pensé que eran los únicos que estaban tranquilos en ese
lugar.
Me fue llamando más la atención las miradas y los gestos que se intercambiaba
esa pareja, y poco a poco me di cuenta que no estaban conversando amenamente
sino discutiendo de una forma tan sutil que nadie a simple vista lo hubiera
notado.
La situación pareció empeorar y empecé a observar cómo las
manos de aquel caballero (que después de lo que vi comprendí que solo era un
patán), cogían las manos de su acompañante y las apretaba tan fuerte, pero muy
disimuladamente, que ella solo abría un poco su boca haciendo un gesto de
dolor.
La situación empeoró, y observé cómo aquel sujeto levantó
el puño cerrado sobre la cara de aquella mujer, y le golpeó desde la cabeza
hasta su boca como sobando su rostro, pero con la fuerza característica de un
hombre.
La chica no abrió su boca esta vez. Solo pude observar cómo
su rostro enrojeció y unas lágrimas brotaron de sus ojos mientras aquel sujeto
la abrazaba disimuladamente como si no hubiera pasado nada, y se la llevaba
quién sabe para dónde, si a seguir maltratándola quizá, y en un lugar no público
donde pueda desatar su ira que parecía reprimida.
No me explico por qué aquella mujer no pidió ayuda, sino
que se dejó llevar por su acompañante en silencio, como va un cordero a ser
degollado.
Después de eso, de aquello que vi, me pregunté ¿Cuántas
mujeres así existirán en el mundo? y ¿por qué los hombres que las maltratan
actúan así? ¿Tendrán un trastorno mental o cuál es la causa que los convirtió
en seres que actúan solo por instinto como si fuera un animal?
Padre ausente, niño
abusado: El psiquiatra Fernando maestre,
en su publicación Consultorio de
sexualidad, habla acerca de algunas posibles causas, que pueden hacer que
un hombre actúe así. Entre ellas menciona el padre ausente y el niño abusado.
Se puede considerar que un padre está ausente
cuando ha abandonado a sus hijos, ha muerto, se divorcia y no visita a los
hijos, permanece en su casa pero no opina y no es guía de sus hijos, es
violento y agresivo o tiene doble vida.
En cualquiera de los casos anteriores, podrían generar en
los niños que sean muy apegados a la madre, que en su adolescencia sean
rebeldes, tengan conductas antisociales; en otros casos podría hacerlo tímido y
con dificultades para tener pareja, tener dificultad en la escuela para
aprender sus clases o podría llegar a tener enfermedades mentales como la
paranoia, la esquizofrenia, enfermedad maniacodepresiva y depresiones mayores.
Estos tipos de padre ausente se pueden definir en varias
clases:
Padre violento, rabioso caprichoso, muy agresivo: puede hacer que con el tiempo sus hijos se conviertan en
rebeldes sociales, psicópatas, violentos, agresivos, pandilleros, promiscuos
sexuales, drogadictos o alcohólicos.
Padre que está en la casa pero no participa en la educación y delega todo en la madre: con el tiempo sus hijos pueden ser rebeldes sociales,
psicópatas, violentos, agresivos, pandilleros, promiscuos sexuales, drogadictos
o alcohólicos.
Padre que está en la casa y hace sufrir a la madre: Ama a sus hijos, los atiende, los mantiene, pero se
comporta mal con su pareja o crea inseguridad en el hogar. Cuando adultos, los
jóvenes podrían ser angustiados, depresivos, obsesivos, inseguros, formarán
parejas inestables, serán tristes siempre.
En el caso del niño
abusado, es toda aquella criatura que a sido sometida al maltrato físico,
verbal y sexual por un adulto. El abuso sexual va desde la insinuación sutil
hasta la violación.
El abusador puede ser cualquier familiar, amigo, maestro o
compañero que hace uso de su situación de cariño o amistad, para acercarse al
niño y someterlo para hacerlo presa de su deseo y su placer, o puede ser una
persona que irrumpe violentamente en su vida.
El abusador sexual sabe lo que está haciendo, lo planea y
lo repite si tiene la oportunidad.
Las consecuencias que estos abusos pueden ocasionar van
desde el convertirlos en personas reprimidas, hasta llegar a ser psicópatas
mentales que buscarán hacer lo mismo que a ellos les hicieron.
Sea en cualquiera de los dos casos, se tiene la influencia
de una persona mayor que permite que estas causas se traspasen de generación a
generación; por lo tanto, de un padre que vive de esta manera, pueden salir de
uno a más hijos que tengan un hogar en las mismas condiciones, convirtiéndose
en una cadena que avanza aceleradamente y que convierte cada día que pasa, a más
personas en generadoras de violencia, la que afecta principalmente a mujeres,
niñas y niños, cambiando así a una sociedad pacífica en una sociedad cada vez
más y más violenta.
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